Cutting: Según la Sociedad Española de Pedriatría, aproximadamente el 18% de los menores de edad (es decir, menores de 18 años) se autolesionan (cutting), pudiendo aumentar al 28% los que alguna vez lo han realizado puntualmente (Fernández, 2022). Ante este nuevo aumento de casos desde la pandemia, que se ha llegado a disparar en más de un 180% según la fundación ANAR (Salinas, 2022), como padres es lógico que sintáis cierto miedo ante el hecho de que vuestro/a hijo/a pueda realizar estas conductas sin que seáis conscientes de ello.

Por ello, en este artículo explicaremos qué son las autolesiones (cutting), de qué forma se pueden producir y de qué manera podemos ayudar a nuestros/as hijos/as cuando pueden producirse.

Primero de todo, vamos a definir qué son las autolesiones, puesto que es importante diferenciarlas de las conductas suicidas. Las autolesiones son conductas dirigidas al propio cuerpo y que están destinadas a la rotura de tejidos corporales (Mollà et al., 2015). Sin embargo, lo podemos distinguir de una conducta suicida en que esta última tiene como objetivo el deseo deliberado de perder la vida. Así que un adolescente que se autolesiones no tiene por qué presentar conductas suicidas (aunque puede presentar ideas de querer quitarse la vida), aunque pueda sonar contradictorio.

¿De qué formas se pueden producir las autolesiones (cutting)? Pueden ser normalmente de tres tipos diferentes: 1) cortes (lo que técnicamente llamamos cutting) que pueden ser provocados por elementos cortantes como tijeras, agujas e incluso navajas pequeñas como las de un sacapuntas; 2) quemaduras en la piel a través de mecheros, cerillas e incluso fogones de cocina y 3) golpes en ciertas partes corporales como bofetones, puños en la cabeza, clavarse las uñas en el brazo, arañazos, …

Los motivos por las que se pueden producir las autolesiones son varias (Fleta, 2017): como necesidad de atención ante momentos emocionalmente difíciles, como forma de castigo, como distracción ante el dolor emocional, como conducta parasuicida (conductas de prueba para testear si son capaces de poder matarse por suicidio), para ganar control sobre su propio cuerpo, por sentimiento continuado de “vacío”. Asimismo, pueden aparecer en algunos trastornos mentales en adolescentes como depresión, ansiedad, esquizofrenia, entre otros. No sería apropiado hablar de trastornos de personalidad hasta los 18 años, por lo que no se contempla un posible trastorno de personalidad como tal hasta que no se continúan más allá de la adolescencia.

Entonces, ¿cómo podemos averiguar si nuestros familiares adolescentes pueden estar autolesionándose? Es habitual que las personas que se autolesionan no muestren sus heridas, ya que, de forma generalizada lo suelen hacer en zonas donde es difícil acceder o tapar (brazos, muslos interiores, abdomen). Por ello, es fundamental no ser invasivo a la hora de preguntar si se está autolesionando. Se trata de una práctica que puede provocar mucha vergüenza por parte de quien lo practica y puede resultar muy interrogatorio y acusativa, por mucha preocupación y ganas de ayudar por parte de los familiares.

Acercarnos a nuestros adolescentes a veces puede ser complicado, pero no resulta imposible. Siempre desde el respeto, es recomendable introducir la ayuda a través de afirmaciones de apoyo emocional (por ejemplo: “si estás pasando por un momento complicado, puedes contar conmigo para contármelo. No voy a juzgarte”). También sería recomendable si se ha sabido por parte de una tercera persona, hablarlo de forma asertiva, comprendiendo su punto de vista y proponiendo formas de ayuda en las que el/la adolescente pueda elegir (por ejemplo: “comprendo que ahora es un momento muy difícil donde no saber cómo poder controlar lo que te ocurre y por eso recurres a tu cuerpo para controlarlo, ¿te parece bien que encontremos ayuda profesional para solucionarlo?”.

IMPORTANTE: Si existe riesgo suicida o un intento de suicidio es recomendable acudir directamente a los servicios médicos de urgencias que se tengan más cercanos para una evaluación y prevención de suicidio.

Para finalizar, es importante entender la realidad de nuestros adolescentes. Son edades en las que el crecimiento y madurez personal pasan por entender emociones de una manera más intensa y cambiante. Como familiares o personas cercanas a ellos, validar sus emociones y entender sus situaciones es clave para comprender su realidad para poder ayudarlos, sea cual sea su problema.

Bibliografía

Fernández, M. (21 de noviembre de 2022). El 28 % de los menores españoles se autolesionan: «Las redes sociales son una muy mala compañía». El Debate. https://www.eldebate.com/sociedad/20221121/el-28-de-los-menores-espanoles-se-autolesionan-las-redes-sociales-son-una-muy-mala-compania_73866.html

Fleta, J. (2017). Autolesiones en la adolescencia: una conducta emergente. Boletín de la Sociedad de Pediatría de Aragón, La Rioja y Soria, 46(2), 37-45.

Mollà, L., Batlle Vila, S., Treen, D., López, J., Sanz, N., Martín, L.M., Pérez, V., Bulbena, A. (2015). Autolesiones nosuicidas en adolescentes: revisión de los tratamientos psicológicos. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 20, 51-61.

Salinas, N. (30 de enero de 2022). Las autolesiones de menores en España crecen un 180% en la pandemia. El Periódico de Aragón. https://www.elperiodicodearagon.com/aragon/2022/01/30/autolesiones-menores-crecen-180-pandemia-62128587.html

www.alemarpsicólogos.es  – Psicología Infantil Valencia – Cutting

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