El divorcio y la decisión de llevar a cabo una separación en la pareja es difícil y se convierte en una ardua tarea cuando, además de separarnos de la persona con la que hemos compartido muchos momentos, debemos comunicárselo a nuestros hijos/hijas.
Pero es importante saber que si la relación sentimental se ha modificado y ya no existe ese “feeling” anterior no debemos forzar la situación. Sino que debemos dejar marchar esa etapa de nuestra vida y abrir otra para poder llegar a ser felices y lograr una estabilidad personal.
Debemos tener en cuenta que, si nosotros mismos no nos encontramos en un equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestra mente, esto influirá negativamente en nuestros hijos/hijas. Y por lo tanto si la relación marital ha dejado de funcionar debemos dar el paso de cambiarla (divorcio) para poder no influir en el comportamiento y la emocionalidad de nuestros hijos/hijas. Forzar la situación en la pareja acabará por desestabilizar a uno de los progenitores o a ambos y eso es lo que pretendemos evitar.
En la siguiente guía, presentamos diferentes pautas de orientación para comunicar a nuestros hijos/hijas el divorcio/separación y tener en cuenta a todos los miembros implicados. Pero antes queremos presentar las DOS REGLAS DE ORO:
2 reglas fundamentales para comunicar el divorcio a los hijos
Los hijos/hijas no se divorcian
Los que se separan son los padres y madres (por tanto, los hijos e hijas no tienen por qué perder la relación con ninguno de los dos progenitores). Las decisiones a tomar en un proceso de separación competen a los adultos. Es necesario dejar a los niños y niñas al margen de tales cuestiones.
Los hijos e hijas tienen derecho a recibir del padre y de la madre “una imagen limpia”, y los padres y madres la “obligación” de proporcionársela
La razón es sencilla: los niños y niñas no pueden tener otro padre u otra madre, y para su desarrollo personal integral es importante que la imagen que tienen de ambas personas, que son las más importantes en sus vidas, sea lo más positiva posible, y nadie, ni tan siquiera el padre o la madre, puede hablar mal, descalificar o criticar a la otra parte delante de los hijos e hijas.
A continuación, vamos a presentar las pautas que debemos llevar a cabo para transmitir nuestra decisión (divorcio) como padres.
¿Cómo explicar la separación/divorcio a los hijos e hijas?
Conviene tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Es fundamental que se les diga que la separación es una decisión del padre y de la madre (aunque la decisión sea tomada por una de las partes).
- Es necesario dar información ajustada a la edad de forma conjunta cuando la decisión está tomada y es firme.
- Al niño o a la niña se le informa sólo sobre aquellos aspectos que pueda entender, utilizando para ello un lenguaje adaptado a su capacidad y comprensión.
- Es necesario hablar con los hijos e hijas tantas veces como sea necesario para que lo entiendan, resolver dudas, miedos…
- Conviene decir que es una decisión muy pensada o meditada, que pensáis que todos saldréis beneficiados y que no tiene vuelta atrás.
- Asegurar a los hijos/hijas que no tienen ningún tipo de responsabilidad en la ruptura.
- Comunicarle con quién vivirá, dónde y cómo se relacionará con el padre o con la madre que se vaya de casa (y dónde vivirá el padre o madre no custodio, cómo mantendrán la comunicación), qué cambios se van a producir para que, de esta forma, vaya preparándose y pueda asumirlo con mayor facilidad.
- No prometáis lo que no vais a ser capaces de cumplir.
- Dejar muy claro que se rompe la relación como pareja, pero no el vínculo de padre e hijos/hijas.
- Recordad que tan importante es lo que se dice como el cómo se dicen las cosas (y lo que os calláis también es muy importante y necesario).
- LA PRESENCIA DE AMBOS PROGENITORES ES NECESARIA PARA QUE EL NIÑO Y LA NIÑA SE SIENTAN SEGUROS. NECESITAN DEL AFECTO DE LOS DOS.
- Controlar la emotividad al hablar con los hijos e hijas, para no dejarles preocupados. Esforzarse en comunicarlo de forma desapasionada. Sin dramatizar.
- Evitar señalar responsables, culpables o inocentes de la decisión de separaros.
- No presentéis la separación de una forma irreal, en la que no va a haber problemas y en la que todos vais a ser felices desde el principio.
- Explicar que al principio os costará a todos adaptaros a la nueva situación.
- Transmitir las posibles ventajas de la nueva situación.
Factores positivos que facilitan la adaptación al divorcio/separación
- Lo que más ayuda a los niños y niñas a adaptarse a la nueva situación es la ausencia de conflictos entre el padre y la madre (o, en caso de haberlos, cuando no son “visibles”, cuando no son percibidos por los hijos e hijas). Para que esto sea posible, el padre y la madre tienen que anteponer sus intereses como progenitores a sus intereses individuales.
- Mantener una imagen “limpia” del ex cónyuge, transmitiendo al hijo o a la hija mensajes positivos sobre el padre o la madre, y favoreciendo actitudes de respeto.
- Facilitar la comunicación y la relación continuada con ambos progenitores. Respondiendo de manera adecuada a las necesidades de los hijos e hijas (incluyendo en éstas las relativas a los aspectos económicos, educativos, de salud, higiene y emocionales), dejando claro lo que le importa al otro progenitor y la importancia de éste.
- No hacer partícipes a nuestros hijos/hijas de desavenencias relativas a su manutención, diferentes formas de educar o gestionar nuestras emociones. Los problemas de adultos deben solucionarse entre los adultos.
- Permitir que el niño y la niña “disfruten” con el padre y con la madre y que lo puedan contar al otro progenitor, así como facilitar el contacto que tenían con el resto de la familia de ambos progenitores (abuelos/as, tíos/as, primos/as…). Si existiera una distancia geográfica permitir las llamadas de teléfono o videollamadas.
- Evitar las conductas sobreprotectoras o justificantes sobre los hijos e hijas, como permitir actuaciones o comportamientos que no serían toleradas antes de la separación.
- Finalmente, pero no por ello menos importante, la buena capacidad de negociación del padre y de la madre para tomar conjuntamente la mayor parte de las decisiones. Que aparecen durante los años que dura la crianza y educación de los hijos e hijas, incluyendo los temas referentes a las normas, límites y disciplina.
Factores negativos que dificultan la adaptación al divorcio/separación
- La situación más negativa con la que se pueden encontrar los niños tras la separación de los padres es la “pérdida” de uno de los progenitores. Bien por ausencia, bien porque la relación, sobre todo en los aspectos emocionales (amor, comprensión, cariño, apoyo…), se “enfríe”, se estropea o se convierte en una relación de baja calidad.
- Los conflictos constantes e intensos de los padres y las madres, cuando son visibles para los hijos e hijas. Aquí se incluyen tanto las disputas por temas pendientes anteriores a la separación, los concernientes a temas patrimoniales y económicos, y aquellos directamente relacionados con la divergencia de criterios y estilos educativos para con los hijos e hijas.
- Los mensajes negativos de uno de los progenitores contra el otro, y escuchados por los hijos e hijas. Aquí se incluyen los comentarios degradantes, despectivos, los insultos, las descalificaciones, las críticas… Todo aquello que “manche” la imagen del padre o de la madre a los ojos de los hijos e hijas.
- Impedir con comportamientos o comentarios que el niño o la niña sea feliz en la casa de uno de los progenitores o, en caso de ser feliz, imposibilitar que pueda contarlo con naturalidad y seguridad.
- Influir en la situación emocional del niño o la niña. Tanto por sobreprotección, como haciéndole partícipe y buscando su comprensión de los sentimientos y emociones negativas de uno de los progenitores (comentarle sentimientos de tristeza, miedo, rabia; provocar lástima en el hijo o en la hija, transmitir euforia por la separación…), utilizar el “chantaje emocional” para que los hijos e hijas manifiesten querer vivir con uno de los progenitores y trasladar actitudes victimistas traspasando la responsabilidad de la separación al excónyuge.
Para finalizar debemos tener en cuenta que:
Entre los cinco y ocho años los niños y niñas necesitan saber más, en concreto es necesario que conozcan cómo la separación del padre y de la madre les afectará personalmente. A esta edad pueden continuar echándose la culpa de la separación y también pueden tener fantasías sobre una futura reunificación familiar y problemas de lealtad. Ni qué decir tiene que hay que recordarles que tanto el padre como la madre les siguen queriendo igual que cuando no habían decidido separarse.
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